Me hechiza la visión de tu trasero:
sus tersas proporciones generosas,
su empaque decidido y altanero,
sobre esa plataforma en que reposas.
Praxíteles no supo predecir,
en su sagaz oficio escultural,
tus curvas que ahora puedo percibir
al contemplarte en ese pedestal.
Y es que el punto de vista diferente
me insinúa estos versos lisonjeros
que, con la música correspondiente,
quizá provocarían un bolero.
Del otro coche a bordo,
la escolta fiel que somos yo y "el Gordo"
sigue a la grúa que al taller te lleva;
y allí el mecánico te hará las pruebas
para que tu salud se recupere
y puedas proseguir con los deberes
propios de tu virtud acreditada
y de una juventud que, aunque decana,
resulte felizmente restaurada
en su limpio sonido de campana.
¿Dejamos "los amotos"
ResponderEliminarpara hacer de "antromóviles" halagos?
Amigo Rodrigato:
Otras grupas nos causan más estragos.
Lo asegura Pionono, que ese trago
frecuentemente sufre en sus zapatos.