Ya han pasado años desde que Herrera Carlos y más gente mostraban su asombro y su regocijado desconcierto ante la propuesta, entonces más bien rara, de "Reservoir dogs".
Andando el tiempo, Quentin Tarantino ha ido depurando y afianzando su quintaesencia y su peculiar temática sangrienta, consiguiendo, film tras film, un indiscutible estilazo que tiene toneladas de cine dentro, aunque pueda chocar a según qué espectadores.
La reciente estrenada "Los ocho del odio" o "Los odiosos ocho", que tanto daría, puede servir con todo el mérito como apoteosis o notable cima, que no será la última, del trabajo de este excelente director y guionista, de cuya escuela ya hay ecos y cuyo sentido del humor (que también está) y un elenco de maestros actores recurrentes en sus repartos, sellan la garantía de un espectáculo que por ahora nunca defrauda.
"Joy" es una muestra de cómo entender la vida y algunos superpuestos milagros o guiños mágicos, inyectándoles ilusión, esfuerzo y tenacidad, contra las malas rachas y las dificultades, tan corrientes como extensamente compartidas, que con frecuencia nos dan jaque. Y es de agradecer el papel de la protagonista, a salvo aquí de los oníricos disfraces y de las fantasmadas seudoheroicas que jalonan su curriculum.
Finalmente, a los padres-padres-padrazos no se nos iba a escapar "De padres a hijas", que plantea escenas de sentimiento, de zozobra, de aspiraciones, construyendo la historia de una crianza tan difícil como hermosamente entregada; escenas que señalan y simbolizan vivencias de una veracidad a toda prueba. Sé que algunos lo sabéis.
Como film, es una lástima que le falte hondura, a pesar del logrado y seguro cometido de Russell y el perfecto desvalimiento en la mirada del personaje/hija.
A Vuesas Mercedes recomiendo que vayan al cine. Al CINE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario