nos tiene dichosamente acostumbrados, durante muchos años
ya, a tan buen cine, que es todo un gozo, una garantía asistir a cada una de
sus propuestas sucesivas.
La que se acaba de estrenar, y hemos tenido el privilegio
de disfrutar ayer, es un primor de elegancia, desenvoltura, sensibilidad,
inteligencia y humor. O sea, todo el sello del maestro para quien este elogio
se conforma con ser uno más entre un aluvión, gigantesco y merecido.
La película es tan espléndida de elaborada y deliberada
sencillez (tan difícil, con tanto arte) como exquisita de forma y bella por
todos sus poros. A este paso, W. A. va a ser el infalible, si no lo es ya. Que
por esta vez se nos perdone lo que el entusiasmo reste a la moderación en el
buen y prudente uso de los calificativos.
Qué satisfacción, ver en la pantalla: Escrita y dirigida
por Woody Allen.
Así se hacen las cosas.
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