martes, 18 de marzo de 2014

Otro jefe



Caracas soporta otra de sus tradicionales épocas convulsas.
El actual jefe Maduro (vociferante y bravucón como buen heredero del sátrapa y ex-golpista Hugo que fundó ese delirante esperpento “bolivariano”) no está resolviendo los problemas (¿y qué esperabais?), así que el patio se va calentando con extraordinaria velocidad y bronca gigantesca y sangre por las calles.
Venezuela, rica de suyo, viene siendo llamativamente arruinada por sus sucesivos gobernantes, continuidad lamentable cuyos platos rotos, cuándo no, pagan los ciudadanos una y otra vez, una y otra década.
Es previsible que tal deriva se prolongue y, por fácil que sea la retórica trillada, por sonoras que resulten las arengas provocadoras y matonas, culpar con pueril rabieta a USA no será la solución, ni siquiera con un “chándal” de colorines.     

1 comentario:

  1. En 2008 visité Caracas por temas profesionales. Recuerdo con nostalgia:
    la maravillosa (me quedo corto) voluptuosidad femenina
    el incesante olor a petroleo mal quemado
    el infernal tráfico (por llamarlo algo)
    la inquietante sensacion de inseguridad, comandada por manadas de motos asesinas
    el acojone de la gente, vitoreando a Chavez en publico y poniendolo a parir en privado (si llegabas a un grado de confianza elevado)
    Y como no, la mágica selva que rodea a toda la ciudad, y que deleité en un viaje de funicular.
    Me engancha, esto de Latinoamérica

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