Contra
la más fanática tecnología, en sus trepidantes expresiones de renovación
permanente y frenética, en sus acaso inevitables imposiciones; en su impía y
cruel sustitución de tradiciones con el argumento y/o la excusa de eficacia y
eficiencia (sutil distancia entre tan próximas palabras); en sus reemplazos
perentorios y en el barrido premioso de usos clásicos por muy obsoletos que el
atrevimiento los califique…
…
personalmente continúo sintiéndome partidario del teléfono fijo y más todavía
de los carteros. Hasta la “peli” con Kevin Costner (que los proponía
legendarios, heroicos y vertebradores de una nación, de una sociedad, de una
solidaridad) me gustó, llamadme romántico o trasnochado.
Durante
décadas fui numerosísimo en cartas, mandarín frecuente de tarjetas postales en
los viajes, usuario ilusionado de libreta postal de ahorros; tengo, por peculiaridades
de mi vivienda, dos buzones y me molan el sonido de la moto o vespa en que el
cartero llega a cumplir su labor, y el color amarillo que suele distinguirlos.
En
el inmediato fragor de estos días, incluso los sindicatos del sector correspondiente
manifiestan disconformidad (llevan años en ella) con el trato, el respaldo, el
reconocimiento, las condiciones, etc. que reciben de los altos actuales
gestores de CORREOS.
La
extrema fecha que, de repente y para pleno verano, con imprudencia o
intencionada jugarreta se ha fijado para votar, pone a esos funcionarios-empleados
en un brete descomunal y desbordante. Han faltado la necesaria previsión de
tales circunstancias, los refuerzos (que resultan insuficientes y poco anticipados)
que exige lo insólito del trance. También aflora, con evidencia mayor, que el
director actual de la cosa es un mero encargado del “jefe” que sólo a éste
parece útil: como Tezanos, ¿no?
El
enredo y el atasco están servidos. Y convendrá que salgamos bien de ambos. Pero,
mientras, no vale echarle el muerto al que no le toca.
Querido Hipocampo. Es verdad que la relación epistolar siempre ha sido algo diferenciador y deseado y sigue siéndolo. Por cierto, recuerdas el famoso sello de la maja de Goya que, como en todos, en la parte inferior ponía Correos Españoles. Cosas de la codorniz. Suerte y salud desde Aluche.
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