Teoría de la nuez y el guisante en la explanada (breve ensayo al respecto)

Solicitar tu amor de madrugada,

porque me desvelaba mi deseo,

siempre encontraba un eco a mi llamada

en tu amor sin rodeos.

Ni el calor del verano

ni el frío del invierno

fueron inconvenientes: nuestras manos

-- pródigas en caricias precursoras --

eran embajadoras

de fogosa pasión o ritmo tierno.

-- Si no te conociera,

pensar pudiera que tal galanteo

fuera retórica o literatura,

unos versos que escribes y que leo,

relato de ficción y de aventuras.

-- ¿Quién sabe la verdad? El cancionero,

¿acaso no consiente los senderos

del astronauta a ratos, del velero

sin rumbo y del hogaño

austero caballero,

sinuoso en discurso y desengaños?