La carretera de curvas que inicia su descenso hacia el mar, una vez coronado el tramo previo que sube desde el cruce, nos regala siempre una serena sensación de paz, de elemental sosiego, de la sencilla sabiduría con la que aquellos visitantes de Roma eligieron establecer Baelo Claudia en ese hermoso lugar.
Ahora, fuera de "temporada", nuestro sitio favorito para comer permanece cerrado, o en obras de rehabilitación. Y otro tanto, en el caladero habitual, camino de Tarifa. Pero nuestro empeño no decae y acabamos cumpliendo el propósito en otro, que conocemos, ya al lado de los ferrys.
Vamos sin prisas este día templado de sol y civilizada reunión. Renovamos el rito, no lacónicos todavía, pero más sobrios de conversación, de pocas pinceladas que esbozan el resumen de nuestras derivas sin sorpresas (de nuestras "confortables rutinas"), los dos últimos meses.
Claro que hay un desgaste del Tiempo, unos modos de parsimonia casi británica, un aire de sal y brea en el carácter de esos andares de abuelos retirados ya de la antigua navegación.
Pero queda un lazo espontáneo de afinidades, de décadas que, con seguridad, "Brothers in arms", durará lo que duremos en éste que ya no es del todo nuestro mundo.
¡Ay, Señor" Esa carretera ascendente y luego descendente hasta Bolonia...¡Qué recuerdos, qué esperanzas!.
ResponderEliminarLlegando al lugar donde se divide a la derecha (Baelo Claudia)o a la izquierda (Playa de Bolonia y fin del mundo), si Vuesa Merced toma hacia la izquierda, a menos de un kilómetro esta el restaurante "Las Rejas", en donde los estómagos pueden encontrar el debido consuelo, sugiere Pionono
Gracias primo por resfrescarme la memoria. Las de veces que he rrecorrido yo esa carretera. Ayyy, que dias aquellos y hoy aquí en Zurich a 4 grados bajo cero
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