Pablo se va poniendo americana,
supongo que orientado por Montero.
¿Ya no veremos más esa desgana
de las frecuentes mangas de camisa
que eran como un emblema comunero
del desatado cuello hasta la sisa?
¿Su aspecto se eslabona a un cierto pacto
(desde ese escaño que es un burladero)
rebajando los tonos majaderos
para lograr más próspero entreacto?
Con un punto altanero en los modales,
lo rodea, avanzando, esa cuadrilla
presta a tomar de nuevo otra Bastilla
con el aire matón del todo vale.
"La imagen vale más que mil palabras"
(axioma de estos tiempos contingentes
en los que el mundo está como una cabra
y se nos tima frenéticamente),
¿será verdad eterna
que no rebatirá nuestra impotencia?
¿Nos plegaremos a toda indecencia
sin tan sólo tirar de la cisterna?
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