Fomentando seculares y algo anacrónicos resentimientos de casta, con una retórica de enconadas consignas y demagógico desahogo, la hegemonía política del PSOE -- de la PSOE -- en la región andaluza se mantiene a base de repartir la tarta pública de los dineros entre los numerosos beneficiados del negociete que, en cada turno de urnas, no faltaría más, apoyan con fervor de cofrades la grosera continuidad de tales manejos.
Manejos y modo con sello medio bucanero, para los cuales toda recaudación parece insuficiente. Y peor todavía, cuando no es región que mucho destaque por su prosperidad y funcionamiento.
Que la gigantesca equivocación que supone el fraccionamiento"autonómico", de suyo vicioso, haya consentido los lodos de aquellos polvos, y que eso se debe a una "transición" que con harta insistencia e interesado empacho se califica como modélica, contra sus palpables y evidentes fracasos, lo sabemos.
Pero hay demasías y demasías. Y no es la menos hiriente la que esta máquina exprimidora del "socialismo" andalusí perpetra con el impuesto de sucesiones, infame afrenta que subraya las desigualdades entre los ciudadanos de toda España, según dónde anden empadronados.
Es aquí una parte más de la lana que se extrae al esquilar (y esquilmar) a un censo de borregos genuinos, lobos usurpadores de pieles ajenas y sañudos pastores desaprensivos y tunantes.
¿Cuánto va a durar esta feria, este golferío?
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