Ni contigo ni sin ti
tienen mis males remedio:
contigo, porque me matas
y sin ti, porque me muero.
La síntesis descrita
(que yo podría suscribir entera)
condensa más razón que mis quimeras
y la manía de "las palabritas"
que, a veces, sobran y en la papelera
van y se depositan
mientras el viento mece estas palmeras.
Colgar nuestros teléfonos cortando
con tono cruel la comunicación,
es brasa amarga: viene y va quemando
las entretelas de este corazón.
Y se me ha de llamar inconsistente
cuando me pongo el mundo por montera:
frívolo y penitente,
sigo echando de menos tus caderas.
Pero es esa barrera
la que, amorosa y todo,
ante la libertad pone fronteras.
Que tan Rodrigo y tan visigodo,
no paso tu revista
con este amor que te tengo, de artista.
Eso con toda seguridad es lo que nos separa.
ResponderEliminarQue echas de menos un pelo bonito y unas buenas caderas (para luego contarlo).
Pero no echas de menos (porque no lo valoras y/o distingues), el calor de un abrazo o un beso bien dado, el sentimiento de una tarde "a tu lado en el sofá", un viaje, o saber que cuentas con alguien que siempre está ahí y te responderá únicamente por amor.
Desde luego cada uno es libre de elegir.
Faltaría más.