Que, hoy en día, las finanzas se mueven de una manera tan misteriosa como peligrosa, no toma a nadie por sorpresa. Ni siquiera a los mayores, a quienes la tecnología y sus parafernalias y triquiñuelas van colocando en los limbos del desconocimiento y de que arduamente se diga que "no es país (ni éste ni nigún otro) para viejos".
Pero los depredadores, los metafóricos tiburones y cocodrilos, con sus chanchullos vertiginosos, sí suelen saber lo que hacen, cuando bordan con virtuosismo prestidigitador sus multimillonarias estafas.
De eso trata "Money Monster", con un George Clooney convincente en su papel de presentador/inductor de televisión, con un Jack O´Connell fabuloso de energía y empuje y una Julia que se va deshaciendo ya hace tiempo en su algo plastificada inexpresividad empalagosa.
Jodie Foster pone su sello grande y genial, como de quien es, a la dirección.
Lo que tiene de tenso y frenético el film, concluye "remansándose" en un alegato, en una advertencia donde también se subraya el ansia de todos por el dinero; donde quedan en evidencia las responsabilidades repartidas (bien que desigualmente) en esta sociedad de consumo salvaje, y las dos (nunca mejor dicho) caras de la moneda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario