Nos hemos dado al yogur (nótese que el nos es plural pontificio), que es brebaje delicioso, aunque más propio de muy otra edad de la inocencia.
Hemos recuperado, es un "entrecir", el Bitter Kas, conocida pócima con solapadas y arrogantes ansias de llegar a vermut.
Para la vitamina C y otros presuntos puntales de la salud, esa entelequia, vamos trasegando zumo de naranja.
Y en la cima de esta orgía, uno de los Torras me ha recomendado lo que él y su cuadrilla, con temerario sarcasmo, llaman "Fairy", amalgama de zumo de lima y, por ejemplo, tónica.
Como puede verse, el repertorio es eminentemente escaso y con el apenas refuerzo de la CocaCola (sola) y la Fanta de limón (lo mismo), se perfila la posibilidad de encomendar a algún equipo de expertos la elaboración de una lista de opciones que, con la rigurosa exclusión del agua, nos ayude a transitar por lo que será un considerable y calcinado desierto.
¿Qué otra cosa, si no?
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