Desde un punto de vista de la atención rigurosa,
exigente, casi obsesiva con la salud física.
Los sensatos, los moderados, los saludables, los
coherentes, los puritanos y los abstemios, etc. nos recomiendan, y digo yo que
será de ingenua buena fe y con ganas de ayudar, que controlemos con mano de
hierro el nivel (también podríamos decir el porcentaje, o el índice) de nuestro
colesterol.
Yo no digo que no tengan razón.
Solamente que, como nos consta que no se escapa del final
ni el lucero del alba, habría que preguntarse:
¿Alguna causa habrá de defunción
más divertida?
¿Motivo más molón?
(Yo no digo que no tengan razón.)
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