martes, 29 de agosto de 2023

Vocabularios dispersos

 

Tempestuosamente soliviantado el solar patrio por mor del conflicto entre joven futbolista (salvedad: estas dos últimas palabras son ambivalentes. Es notorio que ahí, trátase de una mujer) y directivo en entredicho con lema, o dicho, “pelillos a la mar”, la marcha del país pasa a segundo o tercer desvanecido término en el interés público, si bien el suceso compite con la trama del descuartizador, presunto o no, que también da, seguirá dando, pasto y mucho que hablar al rebaño opinador de las “teles”.

De menor relieve, al parecer, solicita nuestras zozobra y curiosidad el asalto ocurrido en la vivienda de una célebre canzonetista del que, con arbitrariedad y torpeza, se han supuesto autores/ladrones (así, en género gramatical sólo masculino), prematura, temeraria, arbitraria y sectariamente sexista conclusión, dado que los “verdugos” (prenda en la cabeza) que incorporaban para garantizar su improbable identificación, en puridad podrían ocultar quizá alguna o algunas mujeres, que haberlas, haylas, profesionales, que no “profesionalas”, del delito.

En corta y convencional entrevista por la “tele6”, la señora guardia civil de turno recomienda seriamente para este último caso, y análogos, serenidad, colaboración pasiva en el robo, prudente aquiescencia y por descontado, jamás la defensa propia, haya armas o no en casa, que es reacción peligrosísima y propia nada más que de yanquis salvajes y para nada, para nada de civilizados ciudadanos europeos cuya conducta debe pasar por el aviso, lo antes posible, claro es, a las Fuerzas y Cuerpos, etc. que harán lo que puedan dentro de la ineludible secuencia sucesiva entre el incidente y el dicho aviso, lo cual suena “a toro pasado”, expresión feliz del acervo popular con acreditada implantación en los usos y costumbres de nuestra idiosincrasia festiva y tendente a la pandereta.      

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