Pilosos o rasurados,
cada uno por su lado,
cada quien dijo su cosa;
y quedaron tan campantes,
tan frescos como una rosa,
más o menos como antes.
El relamido mayor,
a juego con su "talante",
¿toma descafeinado?
El joven enamorado,
en las pausas del amor,
para que nadie sospeche,
¿trasiega algún té con leche?
¿Un vermut castizo acaso
(mientras en Génova espera
que cambie la ventolera
para asumir el traspaso)
el barbado moderado?
Y ese bardo sosegado,
pedagogo camuflado
con la melena molona,
émulo nicaragüense,
¿bebe "birra" peleona?
Y el riguroso trapense
-- mucho más que una perilla --,
¿es de tinto o manzanilla?
Anoche echamos en falta
en el retablo de turno
la presencia de unas niñas:
ni descalzas ni en coturno
hubo mujeres barbudas
ni hubo mujeres lampiñas.
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