Como viene ocurriendo cada año, con un mes -- y más -- de anticipación a la fecha oficial, estalla la bacanal de consumo y aturdimiento en la que se ha transformado, prioritariamente y para la mayoría, la fiesta navideña.
Sabedores de que la tentación será casi irresistible, los comerciantes despliegan sus infinitos cantos de sirena, se engalanan con las plumas más exageradas del pavo real y exhiben cuanta mercancía brillante embaucará a los consumidores, con apariencia de una juguetona felicidad y una satisfacción que, de todos es sabido, a nadie ocultan su efímera transitoriedad: lo necesario para que caigamos en la red de lo frecuentemente superfluo.
Por una parte, que cada uno haga de su capa un sayo y decida cuánta "pasta" quiere fundirse en la juerga: nada que objetar, en líneas generales, y quédense la solidaridad, la caridad, etc. para otros comentarios. Pero por otra...
... el obsceno despilfarro de dineros públicos (sí, sí, cachondos, los de nuestros sádicos impuestos) que quienes mangonean malgastan en fomentar y sostener dolosamente la inercia y los resultados de este delirio colectivo, no tiene pase: con tantísimas cuestiones básicas sin resolver, los millones de euros que se descarrilan son otras tantas señales de la hipocresía, el cinismo y, muy mucho, la manipulación que se practica con los pueblos que, tal y como respondían al reclamo de PAN Y CIRCO en el Imperio Romano, reflejan en nuestros días su condición embotada de estúpida inconsciencia y ruidoso egoísmo despreciable.
-- ¿Tú eres un aguafiestas?
-- ¿Y tú, un idiota?
Estoy de acuerdo. Un abrazo ,Rodrigo.
ResponderEliminarPues si sobre la Navidad está de acuerdo "Noel"...¡Qué va a objetar Pionono!
ResponderEliminar(me alegra compartir este hilo de conexión con él)