Hacemos planes sin saber nunca dónde decidirá por nosotros el Destino, cuándo se nos caerá al suelo una camiseta al sacarla, junto con otras prendas, de la lavadora, que tiene el inconveniente de no ser de carga superior, como aquellas históricas de la marca BRU, que ya citamos una vez en este "blog" del Hipocampo, con algún reconocimiento.
Planes pensando que el Ayuntamiento finalmente arreglará la avería de la farola de enfrente de casa.
Planes pensando.
Imaginad ahora, cuando me he enterado de que GPS significa Sistema de Posicionamiento Global, y vuelvo a sentir la inquietud tecnológica penetrando mis doloridos huesos, mi andamio interior, tan maltratado por toda suerte de vicisitudes, de aconteceres, de "vainas".
Imaginad mi aterradora zozobra cuando verifico que en mi gasolinera de cabecera (aquella de la playa a la que acudo con la "trike", por ser la más sosegada, aunque algo más cara), desaprensivamente y a traición, han instalado una máquina de pago, con instrucciones abstrusas y pantalla digital, para comprobar y, en su caso, poner a punto la presión de los neumáticos. En la primera experiencia, el piadoso empleado de turno me ayuda; pero ¿qué me habrá de suceder en el futuro?
En este agobio espeso
que sobre mí se cierne
me voy sintiendo preso
de cierta agitación.
¿Debo tomar Nespresso
y empecinarme, terne,
o rendirme al "progreso"
de tanta innovación?
A mis dioses penates
invoco y pido ayuda
para esta vida ruda
y esta casa de orates;
para aquesta carrera
donde ya estamos todos,
moros y visigodos,
como una regadera.
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