Velador vespertino en un paseo marítimo.
Conversación intensa sobre dos o tres temas.
Se contemplaron: entre los dos había mucho; y de mucho
tiempo compartido.
Sin distraerse él de los comentarios de ella, la vio, la
imaginó con sus hermosos y moderados senos que los años habían dulcificado y
que la sensatez femenina salvó de los cirujanos, de la honda acequia artificial
que suelen dejar en el lugar delicioso del canalillo auténtico.
(¿Hay un punto de equilibrio posible entre la verdad de
la carne y la falsedad de los implantes, las siliconas, el rellenado de
pliegues aquí y allá?
Luego adquirieron un par de ítems que, entre risas,
solicitaron en la farmacia. (“Te invito a un té y a una cremita vaginal”)
La tarde transcurrió suave, veterana, placentera, en los
colores sosegados de la alcoba tibia.
Bic cristal escribe fino, etc., etc.
Muy bonito el día de ayer, pero sin superar al de hoy.
ResponderEliminarGracias por este regalo. Yo también te quiero.