No
discuto que haya, que hay a estas alturas, motivos estadísticos. Eso faltaba.
Pero
mi ironía se enfrenta con escepticismo a un espejo de realidad, cuando percibo
merodeándome (con diplomática ansia mercantil, telefónica y cortés) la
insistencia discreta de mis compañías de seguros (médica, de vehículos, de la
vivienda, continente y contenido) aconsejándome, sugiriéndome lo adecuado que
me sería suscribir una póliza o SEGURO DE DEFUNCIÓN.
Coincido
con esas agentes -sólo fueron mujeres hasta ahora- en que la DEFUNCIÓN, mía y
de todos, es lo único SEGURO, y les he dado la razón con mi más elaborada
sintaxis. Pero por el momento no consigo evitar ser un rebelde, con o sin
causa, clásico, que entre sí piensa lagarto,
lagarto. Y declino lo que es la oferta.
No
me hago ilusiones imposibles. No soy para nada, para nada, un cachorrito
indefenso. Pero qué fúnebres, estas buitresas delicadas que trazan círculos calculadores
a mi alrededor, cuando me sobrevuelan.
¡Fuche, fuche, qué mal fario dan esas llamadas!. Los "papeles de morirse" los llamaba mi abuela, y siempre que había ocasión me hacía depositario de ellos dada mi condición letrada.
ResponderEliminarQuerido Rodrigo: Al de Aluche le han bombardeado con todo tipo de ofertas:cibernéticas, cualquier reforma en la casa, planes de pensiones,solo una vez me ofertaron seguro de "deceso" y cuando les aclaré mi edad... cambiaron de tipo de oferta.
ResponderEliminarTú lo has tenido fácil, haberles canturreado "mi rincón" y , a lo mejor, lo hubieran entendido.
Salud y suerte, un abrazo desde Aluche.