Porque
un Castelló, primo hermano y padrino mío, fue pieza esencial en la fundación de
Radio Vida de Sevilla, escuché yo, de niño, referencias y elogios que merecían
ya las labores de información sobre cine, música, deportes, etc. que unos mozos
iniciaban en la época y la relativa vanguardia, curiosamente auspiciada por los
Padres Jesuítas en la calle Trajano, de mi ciudad de entonces.
Entre
otros, Carlos Gortari, Manuel Alonso Vicedo, Alfonso Eduardo Pérez Orozco,
resonancia de lejanos, indirectos casi mentores que acercaban las novedades a mis
disponibles y aprendices oídos de chaval, y todavía asoman a esta memoria.
En
los archivos de la Radio y la Televisión abundan los ejemplos de una sabiduría,
una trayectoria y un oficio con los que Alfonso Eduardo ha muerto, pocos días
atrás.
A
mi regreso de Bogotá, alguna vez nos entrevistamos y estuvo atento y respetuoso
con el trovador en ciernes que fui en los años 70, y que procuraba hacer camino
al andar por los Madriles.
De
haber lo que algunos dicen que hay, tendremos ocasión para un siguiente saludo.
Es apenas una cuestión de tiempo.
Retrase Vuesa Merced, retrase. No hay priesa alguna.
ResponderEliminarUn abrazo (desde la nieve y el hielo)