Con el sexo instalado como motor del mundo, desde que éste lo es, la decadencia natural y los calentones residuales de cuatro veteranas, atizados por la "lectura ejemplar" de renombrado y mediocre montón de papel impreso, pueden tratarse con cierto humor aceptable, dentro del cual momentos y frases agudos alternan con otros de fácil risa, incluso de ordinaria chocarrería y gregarismo barato.
Y con eso, si apartamos todo eso, quedan el indiscutible talento y el oficio de actrices y actores (la "peli" es algo coral, como dicen los listos) cuya trayectoria los avala de sobra y que saben cómo señalarnos una realidad que muda constantemente y, a pesar nuestro, de manera gradual nos va reemplazando y cancelando para que, también por ahí, la Naturaleza vaya a lo suyo, sin la piadosa gazmoñería que a todos nos quedaría cómoda.
Y como al cine americano cabe ponerle, en general, pocas pegas, la comedia de frustraciones e inercias sale adelante sin esfuerzo, retratando un aspecto de nuestras vidas ampliamente compartido y con señales de identificación suficientes para que este privado "Club del libro" -- "Book club" para la vanguardia -- entretenga y ya está.
La hermosura de Candice y la picardía de la Fonda ahora son sólo así. ¡Qué le vamos a hacer, mientras sus galanes defienden como pueden "lo que queda del día"!
La nostalgia no está obligada a la infelicidad. De ello da luminosa prueba la feliz inclusión en este film de fragmentos de una preciosa canción de Paul Simon y de otras que por fortuna nos acompañaron durante años.
Finos guiños para los aficionados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario