Para esta Navidad que se aproxima y que con tanta fruición adelantan los entusiasmados y ansiosos centros comerciales, la inefable y vetusta alcaldesa de la Villa y Corte, en conciliábulo judeocristiano con sus más ocurrentes adláteres, ha resuelto que el descomunal rebaño de la ciudadanía mansamente ordene sus evoluciones (que van siendo, con la masificación, tumultuosas en sus andanzas y frenesíes de consumidores compulsivos) y discurra con cierta obediente globalización de autómatas por una calle de ida y otra, de vuelta.
Y precisamente porque nos cuesta olvidar por completo el carácter castizo que otrora manifestaran los madrileños en los tiempos de Esquilache, ¿es de esperar que ahora al "aire de fiesta, los chicos y chicas" y los más talluditos también, sean dóciles a tal propuesta de imaginativo diseño? ¿Habrá un "aire de mesta"? ¿Los cachazudos agentes de la autoridad municipal darán de sí para enredilar a los descarriados, los desorientados, los meros rebeldes con más o menos causa?
En ALTO CONTRASTE (mantelería con las servilletas cambiadas, de otro color), con este veroño que andan diciendo por ahí, la mayoría de los locales de restauración, ocio y esparcimiento de estas playas de Chiclana de la Frontera ha cerrado por vacaciones y porque, bendito sea Dios, fuera de temporada descansamos en un remanso serenísimo de reconfortante desolación.
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