... convendrá en todo caso, y para el mejor deslizamiento de nuestras vidas, tener a la vista (delante, enfrente o bien al lado) la vela blanca de un balandro o de alguna otra embarcación elegante y ligera, que nos haga sentir cierta gozosa serenidad, una suerte de admirado y alegre y moderado principio de risa, mientras evocamos en el porche el talento con el cual este cocido, que aquí ya se ha nombrado anteriormente con merecidos elogios, redondea el mundo y nuestras personales hechuras y vuelve este mes de noviembre, sembrado de soles y gentes casi invisibles por el paseo marítimo, un tiempo de delicia, de lecturas reposadas, de silencio en espera, hasta el nuevo retorno del torbellino que antaño calificáramos con previsora palabra y que, entre lealtades y exigencias, suele celebrar estas redacciones dispersas del Hipocampo, de forma que éste, cada cierto tiempo, concluye y expresa su convencida y proverbial manifestación "eres muy simpática", indirecta y pudorosa envoltura de un cariño que desborda con mucho los límites encantadores de unas caderas, etc.
(También pueden Vuesas Mercedes lucir sobre un chaquetón de color azul marino la insignia correspondiente, la condecoración circular en terso metal, disponible "on line".)
-- ¿Y a ti te parece que te entendemos?
-- Digo yo que una parte, al menos. ¿No?
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