La grandiosa banalidad que caracterizaba a la rutinaria e invertebrada serie de televisión, de la cual procede este desafortunado y melancólico refrito, no desaparece en absoluto con el tratamiento supuestamente actualizado, ni con los abusos de la cámara lenta, ni con los "cachas" y niñas no demasiado monas que han fichado para la ocasión; ni con el añadido de unas gotas erráticas de "humor" descafeinado, agitadas en una coctelera en la que se ha vertido media docena de palabrotas y procacidades insistentes, de las que suelen hogaño estar asimiladas a la jerga juvenil y a su culto y extenso vocabulario.
El experimento queda así como una paradigmática tontería generadora de insatisfacción y mediocridades.
-- ¿Qué esperabas?
-- Nada, claro. Y sí, ya sé que el aburrimiento no se quita con películas infantiles de acción.
-- ¿Entonces?
-- Entonces que no me sorprende que el tema de estos días sea el calor. Y, por cierto, vale que por aquí se diga la calor, cosa pintoresca y como andaluza; pero lo que ya no cuela (que lo he escuchado varias veces y no precisamente en el Sur) es el adefesio ese de muchO agua. Aunque como somos cosmopolitas y angloparlantes, lo de Baywatch lo hemos dejado así, por ser una de esas contracciones ahorrativas y faltas de elegancia que abundan en la lengua "funcional" y colonizadora que a diario nos taladra el oído.
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