Se hacen
lenguas los “analistos” del cotilleo político. Las tertulias especializadas
están que echan chispas, debatiendo con denuedo bizantino acerca del regreso,
que se pretende mesiánico, al menos por su tropa, del Cantinflas de Waterloo.
Correoso
chantajista, legendario fugado (dizque en el maletero de un automóvil), ufano
burlador de las autoridades que no supieron ¿o no quisieron? detenerlo
entonces, se ha pegado la gran vida estos siete años, presumiendo de mártir, héroe,
demiurgo indispensable en la “causa” que el complejo de superioridad de los políticos
catalanistas ha conseguido erigir en un gallinero que, a golpe de trastorno, va
arreando con todo tipo de asuntos, favorecido y fomentado por la evidencia de
la ambición y la egolatría del peculiarísimo presidente a la sazón del
Desgobierno, a quien someten a servidumbres vistosísimas para dejarlo seguir en
el sillón de sus sueños.
Se aprestan,
a su intercepción y detención, Mossos, que ya tiene tela, y otras unidades de
seguridad con dispositivos que deberán detectar el intento de ingreso al
Parlamento regional correspondiente. Que se supone un “acogerse a sagrado”
medieval, donde su hirsuto pelo por nadie podrá ser tocado. ¿O sí?
Están
colocando vallitas y otros impedimentos, los más inocentones, en espera de que
ya viene “pa acá”, y a lo mejor ya anda entre nosotros, qué tal ésa.
¿Será que los
paisanos estamos siempre de veraneo… entretenidos con los más chinos de los
cuentos?
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