la
escasez parsimoniosa con la que se le hace sitio al arte en televisión, hay que
agradecer doblemente la tarde de toros que acaba de transmitir Canal Sur
(¿último reducto para esa disciplina?) desde la plaza de San Fernando, aquí al
lado como quien dice.
Las
imágenes del ambiente previo, la preparación para el paseíllo, el sabor de la
verdad, las características del coso, con la celebración que tocaba hoy, y el
buen hacer de los diestros que en esta ocasión dejaron claro el valor con el
que merecen el nombre de matadores, dejan una sensación satisfactoria en la
afición asistente y en este cómodo espectador de sofá que os escribe.
La
fiesta tiene detractores. Aventuro que en su posición algo hay de melindre,
incluso ideológico; algo de ignorantes desdenes por un rito de tradición
milenaria; algo del descafeinado tiempo que, en cambio, suscita gran entusiasmo
público ante otras cuestiones que tanto tienen que perfilar.
El
libro de los gustos estará en blanco; pero no es sólo eso.
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