La insólita e innecesariamente larga duración de "It: capítulo 2" no hace otra cosa que agravar su gratuidad y sus presuntas y confusas raíces psicológicas y existenciales, la acumulación de fotogramas y escenas que deberían espeluznarnos, si no reiterasen el desfile de monstruos grandes o pequeños, el payaso maligno y cabronazo, imaginados y/o surgidos de otros tantos que caracterizan al género, y todo eso mientras se supone que ha debido haber una primera parte que situaría al desprevenido espectador en cierto nivel de comprensión o aceptación resignada del caótico argumento.
En todo caso, la disparatada pesadilla se va trivializando en los decorados del sobrante tramo final de la "peli" (en el inframundo de espantos de la desvencijada y siniestra casa) y, más que remontar, termina por agotarnos con obviedades y chorraditas, a pesar de la inclusión en el reparto de algún que otro figurón con más importantes antecedentes.
Al menos, me dio tiempo de pasar por Mercadona, antes de que cerraran.
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