Nada insólita resulta la dispersión de las familias, y menos aún en los tiempos de mudanza, demasiada mudanza, que nos ha tocado vivir y aun lidiar. Con todo eso, quedan sorpresas en el tablero y nunca deberían sobrar las que pueden reforzar y reconfortar nuestra andadura.
En ese sensato país de relojeros y sutiles neutralidades reside, años ha, una mi sobrina/"prima" que, vía Maritere y sus tecnologías, nos hace llegar de vez en cuando muestras de las diversas actividades a las que dedica tiempo, talento y sensibilidad.
En la memoria del Hipocampo (quien quizá haya citado antes esta anécdota) permanece la cariñosa desenvoltura con la que de niña trepaba sobre el músico que él fue. Luego, por lo que sea, ocurre que las décadas de distancia por fortuna no prevalecen sobre un fino y recuperado hilo de comunicación.
Y puede que de ésta, todavía surja el sonido que, a modo de menudo puente, establezca los motivos para glosar con palabras alguna de las interesantes labores mencionadas.
Veremos si hay ocasión.
...que el hilo permanezca por siempre primo.
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