martes, 27 de agosto de 2019

Tropiezos y salidas (una suerte de diálogo)

-- Nos acontece a veces que la vida
nos pone entre la espada y la pared:
haciendo trampantojos deicidas,
elegimos la espada que nos corta
las manos y la lengua,
conscientes del desdoro y de la mengua...
-- Prosiga, vive Dios, Vuesa Merced.
-- A eso voy. Cuando estoy,
privado a mi pesar de las bodegas,
leyendo cuantas páginas me llegan
(por cierto, en estos días,
del ilustre Marqués de Tamarón
y de sus elegantes cortesías),
vuelvo a sentir el duro aprendizaje
que el Tiempo y las mareas nos imponen
y el conveniente y fino camuflaje
con el que el demediado corazón
-- esa vasija honda y delicada --
debe quitarle filo a la balada
y aunque sin hilo nunca dé puntada,
urdir en la almohada con sigilo
distintas rimas y otras coartadas.
-- Entre el fondo y la forma, ¿lo que veo
es aquello que creo?
--Tú mismo. A mí también, con el Marqués,
me parece que siempre lo que vemos
es solamente aquello que queremos.

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