Ese vestido blanco y estival
que descubre tu espalda en la que sello
estos besos que no han de evaporarse
en tanto permanezcan mi deseo,
mi cariño por ti; y esta paciencia
que tan bien le conviene
a toda convivencia...
De acuerdo, sí:
puede que entre las compras,
en el supermercado predilecto,
no parezca el lugar más adecuado,
ni el momento. Y con todo, tú dirás
cómo y por qué y ahora...
Pero ya lo cantaron los Ketama:
"No estamos locos, que sabemos lo que queremos..."
-- ¿Y no será un farol?
-- ¡Qué sabe nadie!
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