Más o menos simultánea en chorradas de aquel equipo fantasmal de las Pajín, Aídos, de la Vega, etc. que a su entontecido alrededor diseminaba el funesto cejicircunflejo, ya habías dado algunas muestras de tu relevante e inexcusable diarrea mental.
Así que cuando el memo vigente te ha incorporado a su elenco de compinches (¿qué quieres que te digamos: compincha?¿Tal vez un otro palabro corcovado de tu iletrada predilección?), ya supusimos que volverías a las andadas.
Y en efecto, no hemos tenido que esperar gran cosa. Porque ni siquiera los años, que naturalmente han ajado de forma visible tu porte, tan poco espectacular de suyo, parecen haberte concedido un gramito caritativo de sentido común, esa cosa que os encanta perder, si es que alguna vez formó parte de vosotros.
En fin, no creo que el Fortasec sea de utilidad en tu caso. Una ruina, Carmencita.
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