Alternando previsibles notas de humor y de ternura veterana, "El viaje de sus vidas" nos relata de manera cómoda la "aventura" final de un matrimonio de abueletes que se pondrá a prueba en el recuerdo de los buenos tiempos pasados, la costumbre edificada con la sensatez, los agravios y celos (sin digerir del todo), los proyectos, la familia, etc. valores y usos de gente normal que, como el resto, enfrenta la decadencia inevitable, la nostalgia y las limitaciones compartidas que ensombrecen, tarde o temprano, nuestro horizonte.
Con hermosos exteriores, referencias de canciones que fueron emblemáticas, guiños sociales, entre personajes secundarios que acompañan las anécdotas con curiosidad y/o asombro de espectadores, Donald y Helen resuelven desde su acreditada maestría, sabia experiencia, carácter y oficio, esta cinta generacional y hecha a su medida de grandes intérpretes, este cesto con mimbres de considerable y asumida proximidad.
La entereza de la decisión final, tiene algo de decencia o, si se quiere, de castiza salida porque a la fuerza, ay, ahorcan. Pero también es lo que hay.
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