Cuando los Coen andan por medio, los aficionados no escrupulosos podemos asistir al estreno de sus films con la gozosa garantía que, temporada tras temporada, suelen proporcionarnos estos dos inventores geniales.
"Suburbicon" es otra muestra de su oficio: un asunto que desde el principio sugiere unos nubarrones que se irán encadenando (y desencadenando) con una dosis de pavor ominoso, que cunde más que el terror de monstruos gratuitos que otros presumidos expenden; y que deja espacio para la aversión que suscita esa trama de personajes cobardes e hipócritas que, con un indirecto y eficaz humor negro, terminan encontrando a su San Martín, en tanto se desarrolla un escenario paralelo de otra hipocresía, racista y violenta, a cargo de una sociedad de mitades del XX demasiado autocomplaciente, ciega y anclada en prejuicios y feos convencionalismos.
El Sr. Clooney, restando tiempo y dedicación a sus cafés y a la debida cautela que suponemos administra en relación con su inquietante parienta, injertada en pantera peligrosa, dirige la cuestión sin quedarse atrás en el mérito.
Una "peli" para no perdérsela.
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