Los egregios ídolos, los tunantes de la rifa que durante demasiados años, décadas, han venido copando el ordeño andaluz con el rótulo impertérrito de FINCA SOCIALISTA, componen un gesto de displicente hastío, una carita de estar por encima del bien y del mal, y desfilan por el banquillo en compañía de otras veinte figuras del toreo, Gaspar y Maleni, entre ellas, para empezar a rendir, o a que les ajusten, las cuentas.
Que igual, como los trámites han sido, son y serán tan lentos, ya es un poco tarde para que también a este elenco admirable le llegue todo el San Martín que habría sido pertinente.
Y desde luego que, en su día, resultó llamativa la larga cambiada que le dieron a la juez Alaya, sacándola del tablero con los presuntos fundamentos que, vinieran a cuento o no, formularon unos y otros; que esto de cambiar a los jueces sobre la marcha siempre nos desconcierta a los espectadores profanos y bienintencionados, cada vez que ocurre.
¿En qué quedará el festejo? ¿La Sexta fustigará a estos pintorescos caciques con el encono y la apasionada profusión que emplea para otras movidas?
¡Ánimo, criaturas!
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