La nómina de personajes que "ilustran" los casos de la corrupción política, los papeles de Panamá, tan de moda ahora, los asuntos que se van dejando pequeños unos a otros...
Es curioso hasta qué punto son los mismos, los que se han cebado con cinismo y desvergüenza espectaculares en el expolio de los dineros, haciendo que "pringuemos" solamente (o casi) los de siempre.
Pero hecha la ley, hecha la trampa. Y no hay coherencia entre la hipocresía rampante de quienes como fariseos se lamentan del fenómeno y lo censuran con la virulencia más feroz y al cabo resultan la zorra de las uvas.
Si hay agujeros en la tributación, séllense; si hay paraísos fiscales, sean perseguidos y repelidos internacionalmente como los peores filibusteros.
Pero sobre todo, si el despilfarro y los pésimos manejos de nuestra política no se corrigen, nadie podrá esperar que no "se salve el que pueda", en contra del estado del bienestar (esa cosa insostenible y algo parasitaria) y aun jugándose la posibilidad de unos añitos de grilletes.
Eso es así.
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