Será difícil remontar, disolver, la magna inundación de benhures, espartacos, mandamientos y cosas bíblicas y "de romanos" con la que han abusado de nuestra retina las emisoras de televisión a lo largo de esta santa semana.
Tal parece que se trataba de una sola "peli" infinita, repetida a toda hora por todas partes.
Me imagino cuánto habrán disfrutado, en lo que este fenómeno tiene de cristiano, los ediles ateíllos de nuestros ayuntamientos más progresistas. Y si sumamos además la multitudinaria asistencia pública en todas las calles de las ciudades y pueblos españoles a las procesiones y cofradías de turno, parece que queda tarea para que vaya cundiendo el propósito de ingeniería social en el que esos alérgicos a la tradición tan empeñados y trasnochados se muestran.
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