Eso fue lo primero que me sugirió la
noticia por la tele de tu proyectada y “loable” iniciativa.
Luego lo he pensado desde otro ángulo:
si consideramos el torbellino de despropósitos que nos cae encima a diario; si
son infinitos (como las arenas del desierto, eso) los desmanes, bellaquerías e
ilegalidades que permanentemente se cometen y quedan impunes; si SEGURO QUE
LUEGO ESTARÁS ENCANTADA cuando los ciudadanos se nieguen a pagar las tasas, el
IBI, etc. que bastante injustos podrían resultar, teniendo en cuenta la
indiscutible desmesura de su tamaño y el mal empleo que se da con frecuencia a
la recaudación correspondiente…
… tu juncal ocurrencia puede merecer un
puesto de resplandeciente relieve en el escalafón en la hornacina más
surrealista del retablo nacional.
¡Cómo molas! Y, en cuanto al detalle de
fijar tu propio salario (¡maravilloso privilegio que TODOS LOS TRABAJADORES
TIENEN!) dándole un tajo drástico al nivel sideral de tu desahogado predecesor,
ya veremos si sí y con qué matices.
Vamos que en estos días, entre la
Pantoja y tú, la caja tonta es una gozada.
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