Una
cosa con otra, USA viene desempeñando lo que puede ser el papel de gendarme del
mundo o el papel del que da la cara, tanto por los demás como por sí mismos,
eso faltaba.
Así
que se mete en diversos asuntos tanto si preside Biden el majete, Trump el ogro
o el que venía “bailando alegre el bayón”. Y los anteriores y los que vengan después.
Pero
cuando pasan determinado número de años, dinero y muertos, hay que regresar del
frente porque sus propios ciudadanos ya han llegado al desacuerdo, no parecen
ya convencidos, por cansancio, del porqué y encima la comunidad internacional
(buenistas verdaderos y buenistas falsos) suele desacreditar esas gestiones con
gran variedad de críticas, censuras, deserciones cobardicas y coyunturales
renuncios e intereses mercantiles.
En
la movida afgana de estos días, lo natural sería que el quite lo hiciesen los
vecinos países musulmanes. Para embridar en lo posible a los terroristas y para
acoger a los que huyen de la quema. Pero se ve que, en el fondo, no andan tan
distantes de ideología y se les oye poco o nada (que es basurita rastrera de la
que alguna muestra conocemos por aquí). Y entonces el marrón se lo lleva “Occidente”
con, otra vez, USA a la cabeza. Guay.
-Eso es trazo grueso.
-Y lo contrario, el cuento de la buena
pipa.
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