No sé cómo surgió,
qué querencia de luna
o más bien de navío,
me decidió a instalarlo en la fachada:
el círculo de magia,
de láctea blancura inmaculada.
No presume de réplica al ocaso;
y sólo emite un moderado encanto
de luz "warm white" de siderales "leds".
Esta inocencia scorpio
que se enroca de modo intransferible
en una personal realidad,
hoy deja a los curiosos más "jartibles"
este enigma modoso.
¿Acaso ha decidido Vuesa Merced abusar de nuestros cansados ojos mudando el tamaño de la letra utilizada? Este villalbino, también escorpión, ruega piedad y un pronto retorno a las buenas costumbres. Un abrazo.
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