martes, 29 de enero de 2019

Una suerte de resaca

Con el agobio de ser la cabeza (próxima a rodar: los rencores y las purgas son típicos del rojerío y Picapiedra, entre viaje y viaje, no renunciará a la guillotina) visible que no ha podido prolongar el expolio de Andalucía, la Díaz, con sus autobuses y sus consignas enseguida dio en agitar a la masa más o menos "feminista" para una algarada en la que se protestaba por lo que en conclusión nadie seguramente pretende. Porque, al parecer, no se trata en absoluto de eliminar la ley que defiende a las mujeres sino de enmendar los ribetes tendenciosos e injustos que deliberadamente desvirtúan su redacción de forma escandalosa.
Cuando la demagogia extiende sus mentiras, es relativamente fácil aturdir a una multitud que, como tal, no hila fino y termina confundiendo el culo con las témporas.
El mal perder, que no es el "mal querer" precisamente, evidencia talla corta y naturaleza innoble. Y cinismo inaudito, de burro hablando de orejas, que acusen de "pacto de la vergüenza" quienes jamás la tienen en sus sistemáticas y marrulleras maniobras.

-- ¿Y a ti no te parece que de eso es como si ya hubiera pasado la mar de tiempo?
-- Cierto. Es por la abundancia con la que los líos se amontonan.
-- Y la velocidad con la que se suceden.
-- Ahí le has "dao".  

1 comentario:

  1. Feliz vuelta. Se te presume una primavera cuando menos beligerante.
    Por cierto amigo, Picapiedra ha subido las pensiones mínimas en mayor cuantía que la suma de años atribuibles a D. Tancredo. La realidad es muy poliédrica.
    Salud y un fuerte abrazo desde Auche.

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