Como de un faro en lo alto
de algún acantilado solitario;
de un serio gabinete
con sabios diseñando calendarios;
de ermita ensimismada
en simples oraciones de breviario;
de Biblioteca grave,
de absortos estudiosos y lectores
y pendolistas finos,
miniando lo profano y lo divino;
de Camposanto anclado
en el medio del campo, con las flores:
Hay un silencio de esos,
cuando regreso
a la casa sin ti.
¡Precioso|
ResponderEliminar