Apta para majaderos, se nos plantea con desconcertante libertinaje conceptual esta fantasía sobre la secta, o lo que fuera, de los Asesinos.
La impresionante acumulación de despropósitos y disparates inverosímiles que constituye la trama de esta cinta, consigue que sea un fiasco sin redención posible, y que ni siquiera se justifique por la presencia de la Cotillard, con un peinado que en nada la favorece. Un peinado lamentable que alcanza a deprimir al espectador, por sufrido que sea.
Por su parte, Jeremy Irons -- y no es la primera vez -- encarna su personaje de cartulina con el correspondiente hieratismo rígido, con el que, finalmente, todo queda en un alarde estéril de presuntuosa fantasmada.
La sesión, padecida en los cines las Salinas de Chiclana de la Frontera, sólo tuvo a favor la tarifa del miércoles y la de los veteranos: 3 euros. De menos nos hizo Dios.
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