No hay que descartar que te hayan ofrecido algo -- o mucho -- a cambio de tus delaciones. Con lo cual, antes de una forma y ahora de otra, vienes a ser un corrupto doble, un insigne e ilimitado sinvergüenza que, con el increíble pretexto de un arrepentimiento imposible, te has zambullido de lleno en la piscina de los más repugnantes chivatazos.
Tu cinismo cuando te ríes al "tirar de la manta" no deja dudas sobre tu miserable condición y tu capacidad para traicionar a los que fueron tus colegas, por "escrúpulos de conciencia".
Y coronando tu grotesco rollo, te has disfrazado de falso santón que presume de iluminado, de esotérico y que se queda en payaso de baja estofa, en hippie cutre.
En tu caso, va a ser difícil conceder que posiblemente las apariencias engañen. Muy difícil.
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