del Cabo 2º Gastador (que con relevante marcialidad ejecutaba el paso gallardo junto a su escuadra, en desfiles y formaciones diversas cuando militábamos en la Armada Española), ha venido a este mundo, cuyas tribulaciones y desmanes conocerá en el futuro, una nieta, nada que ver con una mininiña, tercera de su descendencia, con un peso y unas medidas suculentas que la van destinando a un porvenir de "vedette" o cosa de aún mejor lucimiento.
El suceso, el acontecimiento no deja de ser otra señal del tiempo que al Cabo lo hace de nuevo abuelo, mientras que, para no desentonar, yo subrayo esta tarde (ante el frente de nubes que se ha posado ahí delante y se desconcha con resistencias de sol poniente) con un "cuernito" de hojaldre que absorbe, después de su dorado adicional en la plancha, un generoso toque de mantequilla y un leve pellizco de sal fina.
Y con el soluble favorito, a falta de la maquinita de Clooney, residente en Madrid.
Enhorabuena, Pepe.
-- ¿No te ha parecido muy personal el "blog" de hoy?
-- Ya lo conoces: tiene sus predilecciones; y ese carácter que cuando va por libre... De todos modos, ahí está la prosa, fíjate.
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