Por
casualidad. Ejemplos hay de que esos compañeros de viaje que son las buenas
canciones pasan desapercibidos, mientras nos torturan los oídos las
chocarrerías grotescas, la basura que, sospechosamente conspiratoria, goza
hogaño de la difusión y aceptación de la muchedumbre más ignara.
Escuchen,
quienes conserven a salvo todavía la sensibilidad y la buena disposición, esa
muestra de limpia delicadeza y sencillez, de acertada síntesis, que es lo que
tienen las pocas palabras bien hilvanadas, esa “Nem eu”, cantada por Salvador
Sobral, en esa lengua portuguesa que tan bien fluye para la moderación del sentimiento
y las ocasionales melancolías.
Gracias por enseñarme Nem Eu, de S.Sobral... el patagio se ha echado a volar de repente.
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