Porque tan gran distancia es engañosa
parece lento tu desplazamiento:
redonda y luminosa,
prestigiosa de magias y de cuentos.
Ahí enfrente te veo,
en tu cadencia astral ensimismada,
musa quimérica, gentil trofeo
de poetas, de brujas y de hadas.
También fui yo, en las noches venturosas
y los amaneceres lisonjeros
-en una góndola de vino y rosas-
uno más de tus fans y tus remeros.
De aquello emite sombras burladoras
este ánimo cansado, “de diseño”.
Casi noviembre ya. ¿Cambiar la hora
de los relojes es cambiar los sueños?
Ya me dirás, Luna.
¡Bravo Maestro! Pionono se congratula de verte amarrar de nuevo en el muelle de la poesía. Gracias
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