sábado, 5 de febrero de 2022

Del cumpleaños trigésimo: Fibra óptica para un pescador sin caña

 

Si en sólo tres décadas de ya vivir aquí puedo notar los cambios de estos playa, caminos, lugares…

Cómo resistirse a soñar, como Fernando cuenta, lo que fue tres, cuatro mil años atrás, toda esta costa que la mar empuja y modifica y que hasta aquí, hasta este islote con faro de Sancti Petri (que seguramente tapa el viejo templo de Melkart) permitía venir, incluso a pie, algo lejos que quedara pero vale, desde la misma Cádiz, de lo que entonces fuera la Caleta.

Los barcos atracando, trayendo a los  muelles y luego al mercado exóticas mercancías de los sitios remotos; los rostros, las querencias, los decires de la gente de entonces que nos precedió y de la que venimos, con esa fascinación mágica del adn reelaborándose, combinándose de sedimentos en el Tiempo, la obra de rapsodas, músicos, constructores de aquellos palacios que ya conocían este levante, este viento como un toallón grande que nos seca para que no estemos de verdín hasta el culo como los mejillones…

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