jueves, 31 de diciembre de 2020

La Martin (Vanesa)

 

Durante varios años ya.

Así que le organizan un especial en TV1, con ese vestuario que, varias temporadas hace, lleva incorporando, de artista de éxito, de “popstar”, y con invitados de relieve, todos muy colegas y muy cariñosos.

 

La Martin posee un sello muy personal que luce guapo timbre de voz, de reconocibles registros y algunos pellizquillos malagueños, con melodías características de la su casa y un abundante repertorio de canciones, bastantes de ellas logradísimas, tal como el Hipocampo ya ha dejado por aquí señal, con la admiración y el respeto que al talento corresponden.

Ahora las objeciones: tras abrirse de capa con unos álbumes de sorprendente riqueza, con arreglos jugosos y limpia producción, y quizá explorando la posibilidad de diferentes vías, a veces ha renunciado a la primera claridad estructural y el resultado de ciertos temas de factura posterior ha esbozado giros divagatorios que, por suerte, parecen ya haber reencontrado el rumbo.

En la ocasión de anoche, no la ayudaban en absoluto la torpe sonorización del directo, en manos de incompetentes que, por lo oído, siguen sin aprender; el fraseo, “rubateado” en exceso; la dicción que se pierde en los pasajes de cantar “piano”, susurrado, musitado, a lo íntimo; las pestañas postizas y el demasiado maquillaje de ojos que, sin necesidad, añaden un patetismo y unos años que aún no son. Y que todavía no se decida a aplicar lo elástico de la música para encajar correctamente los acentos fonéticos a los que la palabra compromete.

Con Alejandro, una de las más hermosas canciones de la autora; con Lola, el peldaño más alegre; con Joaquín, cuando anda él por medio, garantía de calidad, oficio de primera, letra siempre de maestro. Los demás cumplieron, a la mayor gloria de la protagonista.

No era malo el propósito. Ni lo son los votos optimistas/voluntaristas que los participantes expresaron, después de este palo que a todos nos ha dado 2020. Así que

No hay por qué disentir,

entre veras y bromas,

mientras miro esta luna

redonda, sibilina,

que por la esquina

de la ventana del salón asoma.

martes, 29 de diciembre de 2020

"Verlo de venir"

 

Aunque vivimos rebozados en un ampuloso catálogo de leyes de toda laya y condición, se ve que todas ellas, o las más, abundan en coladeros objetivos, o bien la aplicación subjetiva de tales leyes va dando ocasión a que, Pacheco dixit, la Justicia sea un cachondeo.

Familiarizados así a la fuerza con un estado de cosas que lleva camino creciente de despelote, el asunto de los “okupas” no es de los menos vistosos y (con demasiada frecuencia) resulta malamente “disculpado” de cínica necesidad, extendiendo su ruinosa mancha de aceite que, para colmo, parecen amparar ciertos politicastros del “Directorio”.

Sea por dejación de según qué funciones o por las dificultades y lentitudes que refitoleros requisitos administrativos y/o judiciales condicionan el tratamiento de ese delito, a los ciudadanos perjudicados les va quedando poco más que la paciencia impotente, más o menos desesperada, o la, poco a poco, natural consideración de que lo mismo habrá que “ponerse las pilas” y actuar.

Nadie seguramente se atreverá a sostener lo de tomarse la justicia por su mano, que más se entiende como comportamiento, a veces legendario, de, por ejemplo, el Oeste americano, mayormente reflejado en el cine. Pero eso es porque no tenemos tanta memoria de Fuenteovejuna, que es referencia mucho más nuestra y literaria.

Con todo, no andará ya lejos el día en que, mediante linchamiento o proceder de “ajuste” así de drástico, las noticias nos informen de algún suceso sin retorno que, como de costumbre, se comentará con el escándalo y los aspavientos típicos de nuestro tiempo, con el residual llanto y crujir de dientes, tan lamentablemente a toro pasado.

¿No queremos, por ahora, “verlo de venir”?                                       

sábado, 26 de diciembre de 2020

El encuentro

 

Más de un año pasó.

Y ahora nuestro abrazo, tan en la puerta, largo, estremecido, me transmite tu pena.

Cada disgusto tuyo (los que supe: ¿cuántos, de no estar cerca, me perdí?) lo hice mío con la entrega, tan natural como poco razonable, que siempre me ha salido con tus cosas.

Que sea algo de huesos, de entretelas, del hecho milagroso que los académicos en su sillón y los científicos en su laboratorio llaman “genética”. No acabo de entenderlo pero ahí está, profundo, intenso, casi con su lado gracioso. Con más misterio, por cierto, del que atinen a conceder esos profesionales de las sabidurías. En fin.

 

Luego, arrasados tus ojos por las lágrimas, me refieres pormenores.

 

Paul Simon cantaba “the rock feels no pain, the island never cries”. De joven, procuraba yo suscribir con orgullo tal divisa; cuando fui madurando, asumí poco a poco la ternura; en esta edad presente, quizá he incorporado manchas de salitre, algún relievillo de piedra ostionera, de lo de aquí, de Cádiz.

¿Qué permanece cuando, de manera inexplicable y honda, nos conmueve una música? ¿Qué, cuando te digo que mis palabras de consuelo, lo sé, ayudan poco?

Igual ni sirve, pero no consigo

contenerme este llanto junto a ti.                                     

viernes, 25 de diciembre de 2020

Hacer camino

 

Tu automóvil francés se echa de menos

ahora que no está al lado de esta casa:

hay un poco de “blues

al estilo de Joe Bonamassa.

 

En el jardín, con el “roadster” me mido,

manguera en mano, para eliminar

las muestras fisiológicas que dejan

los pájaros saliendo de sus nidos.

Y por la acera va Germán que pasa

y me dedica una voz navideña.

El humo de la leña

marca la chimenea de su casa.

Luego monto despacio el ambigú

-suave brisa, grata temperatura-

adoptando de un “barman” la figura

del mismo modo que cuando estás tú.

 

Un año más concluye

al término de 6 o 7 fechas.

La Suerte y el Destino nos acechan,

deciden nuestras vidas.

Nuestras provisionales despedidas

registran todo un tiempo que nos huye.

Y aun así, confirmamos

volvernos a encontrar mientras queramos

decir siempre ADELANTE,

que es la palabra para hacer camino

según dicen todos los caminantes.                                    

jueves, 24 de diciembre de 2020

La noche - buena de un año malo

 

-Malo, no: “lo siguiente”.

-Mucha televisión estás trasegando.

-Vaya. La idea, ya parece que hace siglos, era que con ese electrodoméstico estaríamos al tanto de la actualidad y de la marcha del mundo. Pero…

-… se ha vuelto el altavoz de todas las mentiras y las manipulaciones. O sea que…

-… no me fío de las vacunas yo tampoco.

-Y la burbuja personal, ¿algo soluciona?

-Dices tú de burbuja. Ayer hablé por el teléfono fijo con J.T. y él llama a la suya “la mina”, que es como una versión subterránea y asturleonesa. Pero me suena que todas son recurso entre comportamiento de avestruz y morfina semicaducada.

-Optimista como siempre, ¿eh?

-A tope. Es por contagio de la algarabía de dicha frenética que ruidosamente muestran los agraciados de la lotería.

-Las penas, con pan son menos.

-Y con automóviles de lujo; si no, que se lo digan a los de Dubai.

-Bueno. ¿Feliz Navidad?

-¡Ufff!

sábado, 19 de diciembre de 2020

El papel del borrador

 

Lo inesperado, o lo caprichoso, que tiene la memoria.

Cuando desperté (esta madrugada, 4:30), un relámpago de recuerdo de forma inexplicable me hizo recuperar “Yes indeed”, versión de Ray Charles, que aún conservo en microsurco desde que lo adquirí a los once o doce años de edad y lo escuchaba una y otra vez. Incluso con insólita precisión he sentido, nota a nota, la frase que improvisaba el saxo para el “puente” o intermedio instrumental del tema.

Ahora (10:48), y porque la comodidad me facilita la comprobación de ese asombro a través de Internete (y si no, tendría que averiguar hasta dónde sobrevive mi plato Lenco, largos años inactivo) os digo que es verdad esta anécdota. Nota por nota, el saxo de entonces, se ve que grabado en un rinconcillo del cerebro todavía.

Los neurólogos, los nigromantes, que suelen presumir de soluciones, y en esas vanidades andan tan errados como los economistas en las suyas, ¿qué argumentos tendrían, de ser consultados?

O mejor, dejad que me remolque de Quiñones y le copie, mudando querencia y destinatario, “¿Sería posible que pudieras ahora leer, tocar este papel, Ray, esta distante gratitud?”                                   

martes, 15 de diciembre de 2020

Ni en vuestra casa os quieren

 

¡Panda de maleantes!

 

Pues, arrogantes,

¿no era vuestro mayúsculo farol,

las primeras semanas de esta guerra,

asegurar que en tierra

nadie se quedaría

y que ninguno atrás se dejaría?

 

¡Que ahora se lo pregunten,

sin ir más lejos, a la hostelería,

los sanitarios, solos a su suerte

y los que siguen sin cobrar los ERTES…!

La numerosa lista insatisfecha

que vuestra componenda contrahecha

ningunea de modo miserable.

Los que en las urnas con castigo justo

un severo castigo deben daros

y un básico “a la mierda”

por tanto embuste y tanto desamparo.

 

Que no quepa el olvido

ante el desastre que habéis repartido.                                 

lunes, 14 de diciembre de 2020

Sostenella y no enmendalla

 

-¿Y tú te crees que con los que has cumplido,

hará cosa de un mes (aproximado),

este rigor y este empuje perdidos

se pueden mantener con desenfado?

 

¿Al mal tiempo, poner la Donna Cara

que Simon y Morgade compartían

en medio de la frívola algazara

que da carácter a esa cofradía?

 

¿No te parece, acaso, demasía

alardear, rumboso, de energía

cuando tus rótulas en la escalera

hace tiempo que no son lo que eran?

¿Cargar bolsas de peso,

de Supersol, Mercadona, al regreso

y, destrozando cada silogismo,

empeñarte en fingir que eres el mismo?

¿Y en las trincheras de primera línea

hacerte a las domésticas tareas?

¿Cómo tu sempiterna parsimonia

no omite ahora tales ceremonias?

 

-Quizá ya voy haciendo lo que todos:

un envalentonarme

y seguir y seguir, de todos modos.   

domingo, 13 de diciembre de 2020

Demonios desocupados

 

-Tu eclecticismo aumenta con la edad.

Unos días te muestras enfadado

y pones la política a parir;

Otros, transitas terrenos vedados,

proposiciones arduas de asumir;

y todavía hay días

que, envuelto en una niebla de nostalgias,

me pareces un buscador de magias

en la imagen corriente de las cosas

que están de paso, que son cotidianas,

bien en verso o en prosa…

-Lo que importa es no perder las ganas,

que los contrastes de ese coqueteo,

tal como yo lo veo,

son como la invisible afinación

de un “FenderBass” sin trastes.

-¿No estás del todo ya como una cabra

con tanto vano juego de palabras?

-Míralo de este modo: lo que escribo

es gimnasia mental. Y es lo que digo

para no desteñirme de Rodrigo.

 

Véase el ejemplo: A UNA SOMBRILLA

 

Erguida como un tótem, enfundada

en tu cubierta (negro y cremallera),

hoy desafías con aire modoso

y firmeza inocente y contenida

las meras ventoleras

y borrascas de empuje poderoso:

en el jardín, anclada y detenida.

 

Es tu primer invierno.

Y por si fuera poco,

te ha tocado estrenarte en este año

que, conflictivo, nos ha vuelto locos.

 

Y aun así, si te miro

desde el balcón al mar de la fachada,

entiendo que, si el trance da un respiro

y amaina el temporal,

desplegarás, la nueva temporada,

tu ruedo octogonal y liberal,

tu virginal blancura defendida

de las insidias de las gaviotas:

un detalle de arte en esta vida,

por encima de todas las derrotas.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Entre veteranos

 

Bob Dylan, según por la tele nos comunican en esos rótulos movibles con ínfulas de teletipos, vende sus derechos de autor por una cantidad de dólares tirando a mollar. Sus cuentas habrá echado él y, sobre todo, habrán echado esos buitres no leonados sino leoninos, que manejan sin piedad y sin escrúpulos los delicados destinos de los autores y compositores.

Los destinos. “A twist of fate” podría llamarse un movimiento que, casual y elemental y todo, a Lady Taladro ha causado un fiero trastorno entre ciática y lumbalgia con el que, en estas jornadas, está “viendo las estrellas”.

Y esta mañana, guiños de las neuronas, saltos de ese grillo caprichoso que es la memoria, citamos para el recuerdo al linimento Sloan, que yo conocí por vez primera de niño, para las agujetas que alguna excursión, campestre y desusada, produjo en el Pedroso. Muy luego, es posible que de forma esporádica, y como soy clásico de mío, algún frasco de ese bálsamo de Fierabrás habrá pasado y paseado su eficacia (real o sugestiva que sea) por alguno de mis percances, ya viviendo en Madrid. Claro, ungüento que hemos conocido como lo del Tío del Bigote, no iba a serme ajeno.

Hoy lo reseño porque, entre veteranos, fijo que Dylan (esa estrella como las que ve Lady Taladro) también lo conoce.                                 

miércoles, 9 de diciembre de 2020

La "MOVIDA" en curso

 

Aprovechando la extendida afición por las novelerías y el relativo desgaste de los 40 años del Generalísimo al mando, más los defectos que tuviera su gobierno, se ve que la propaganda correspondiente al “CAMBIO” ha tenido tiempo y señuelos bastantes para moldear/intoxicar a esa mayoría que con sus votos produce, décadas después, este desgobierno de remiendos y pactos marcianos cuya infinita lista de cosas mal hechas no para de crecer.

Pero ahora se trata sobre todo de impedir que la derecha gane unas elecciones porque ya se sabe “lo antipática que es y lo mucho que roba”. Esto, dicho y sostenido con tenacidad y algo de odio por “la banda” contraria y artificialmente contrahecha de los simpáticos progresistas de conducta impecable.

A toda costa, al precio que sea, ruina o hundimiento irreparables incluidos, hay que conseguir el objetivo.

La ceguera sectaria y gritona que prolonga este rumbo y su legión de paniaguados; la cobardía acomplejada de los silenciosos; y la gigantesca hipocresía mentirosa que con sus consignas barniza tal “MOVIDA”, ¿son la única opción que, por desgracia, ofrecen a los españoles el presente y el futuro?

¿Nos han hecho perder la vergüenza?                             

lunes, 7 de diciembre de 2020

¡Qué papelón, ex-"presi"!

 

Émulo del patoso Mr. Bean,

que poca gracia o ninguna tuvo,

con la ruina del más falso arlequín,

tu manoteo agónico parece

una hojarasca que al viento se mece

o un vuelo soso y torpe de gallina

que cacarea un aria de pamplinas. 


Así pues, malandrín,

dinos cuánto te paga

ese energúmeno venezolano

para que lo defiendas en la aciaga

deriva de color “bolivariano”,

y con tan poca vela en ese entierro

le estés moviendo el rabo como un perro.

 

¿O habrá comparación más adecuada,

más servida en bandeja,

que ser la comadreja circunfleja

de tan extrema leche condensada?                           

domingo, 6 de diciembre de 2020

La fórmula

 

Como hasta que no ocurra

un cataclismo en grandes dimensiones

la playa y este mar que me susurra

van a seguir ahí,

por el momento es como un balneario

del decadente siglo XIX

o principios del XX,

la instalación que en estos calendarios

se acomodó a un rincón de este jardín.

 

Vienen noticias de que ya la nieve

en otras latitudes nos visita

mientras que por aquí las margaritas

florecen como en una primavera

y un tropical ambiente de palmeras.

 

-¿Es el clima en el Sur

tan agradable para tanto cuento?

Parece un privilegio

si hemos de hacerle caso a tus acentos…

-Es la verdad, no creas que presumo.

Si te gusta el arpegio de los vientos…

y si, además, Maritere prepara

un pollo acompañado de verdejo,

“no estoy pidiendo que me lo mejores,

sino que me lo iguales” y tendrás

la fórmula ideal de hacerse viejo.