jueves, 3 de diciembre de 2020

Que se lo hagan mirar

 

Tiempo hace que no sorprenden las andanadas protestonas y los exabruptos que, siguiendo ejemplos de sus predecesores, constituyen el núcleo del parloteo inflamatorio y cansino con el que se desenvuelve el heraldo de ERC en Madrid.

Entre la demagogia de saldo y el populismo comarcal y aldeano, este ya no tan mozo se distingue por tercas fijaciones y manías en las que suele asomar una suerte de complejo, de envidieja cateta hacia Madrid. Que de otra cosa, al parecer, no se trata, cuando reclama, y ya generalizando, que las comunidades se emparejen en subir los impuestos con los que, crecidos y en su región, se utilizan también para la disentería separatista.

Simplezas y falsedades para disimular malversaciones, arduos sablazos al contribuyente y desparrames propios; impotencia para hacer bien los deberes y, entonces sí, competir con el primero de la clase.

Que se lo hagan mirar, él y los suyos. No tienen más que calcar la gestión si tanto ansían obtener sus efectos.                        

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