domingo, 13 de diciembre de 2020

Demonios desocupados

 

-Tu eclecticismo aumenta con la edad.

Unos días te muestras enfadado

y pones la política a parir;

Otros, transitas terrenos vedados,

proposiciones arduas de asumir;

y todavía hay días

que, envuelto en una niebla de nostalgias,

me pareces un buscador de magias

en la imagen corriente de las cosas

que están de paso, que son cotidianas,

bien en verso o en prosa…

-Lo que importa es no perder las ganas,

que los contrastes de ese coqueteo,

tal como yo lo veo,

son como la invisible afinación

de un “FenderBass” sin trastes.

-¿No estás del todo ya como una cabra

con tanto vano juego de palabras?

-Míralo de este modo: lo que escribo

es gimnasia mental. Y es lo que digo

para no desteñirme de Rodrigo.

 

Véase el ejemplo: A UNA SOMBRILLA

 

Erguida como un tótem, enfundada

en tu cubierta (negro y cremallera),

hoy desafías con aire modoso

y firmeza inocente y contenida

las meras ventoleras

y borrascas de empuje poderoso:

en el jardín, anclada y detenida.

 

Es tu primer invierno.

Y por si fuera poco,

te ha tocado estrenarte en este año

que, conflictivo, nos ha vuelto locos.

 

Y aun así, si te miro

desde el balcón al mar de la fachada,

entiendo que, si el trance da un respiro

y amaina el temporal,

desplegarás, la nueva temporada,

tu ruedo octogonal y liberal,

tu virginal blancura defendida

de las insidias de las gaviotas:

un detalle de arte en esta vida,

por encima de todas las derrotas.

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